La investigación sobre la cocaína ilustra cómo una droga puede alterar de diversas maneras la neurotransmisión para promover el consumo intensificado, la dependencia y la adicción a las drogas. Al igual que todas las drogas que causan dependencia y adicción, la cocaína altera la trasmisión de señales de dopamina. Se han realizado estudios, la mayoría con animales, que indican que las interacciones de la cocaína con la dopamina y otros sistemas de neurotransmisores influyen en el riesgo del consumo de la droga, la evolución a la adicción y la recaída después de la abstinencia a través de varias vías.
Satisfacción
- La cocaína causa sensaciones placenteras que motivan el consumo de la droga al elevar marcadamente las concentraciones de dopamina en las sinapsis del sistema de satisfacción.
- La cocaína eleva los niveles de dopamina en la sinapsis impidiendo que los transportadores de dopamina la eliminen del espacio sináptico y estimulando las neuronas liberadoras de dopamina para que liberen la dopamina que normalmente mantienen en reserva.
- El incremento en la transmisión de señales de dopamina inducido por la cocaína estimula el consumo repetitivo de la droga porque aumenta la actividad de los receptores de dopamina tipo D1 en un circuito que estimula la conversión de impulsos a acciones, a la vez que suprime la actividad de los receptores de dopamina tipo D2 en un circuito opuesto y aumenta la actividad de los receptores de dopamina tipo D3.
- En un animal, tener una jerarquía social superior o estar expuesto a ambientes estimulantes podría limitar el poder que tiene la cocaína para motivar el consumo repetido porque aumenta la actividad de los receptores de dopamina tipo D2.
Transición hacia la adicción
- La cocaína sensibiliza las neuronas liberadoras de dopamina en el sistema de satisfacción de tal forma que las exposiciones repetidas activan la liberación de cantidades de dopamina cada vez mayores, y aumentan potencialmente la necesidad de volver a consumir la droga.
- El aumento de la capacidad de respuesta de las neuronas liberadoras de dopamina a la cocaína comienza con la primera exposición a la droga y ocurre incluso con sólo pequeñas dosis.
- La intensificación del impulso por consumir la droga que aparece brevemente después del consumo de cocaína y va acompañada de la disminución del control sobre el impulso, puede convertirse en un estado duradero. Esto ocurre porque la exposición repetida a la droga prolonga el desequilibrio de la actividad a favor de las neuronas de dopamina tipo 1 que promueven el impulso sobre las neuronas inhibidoras de dopamina tipo 2 (véase también aquí).
- Con la exposición repetida a la cocaína, algunos receptores de glutamato presentes en el sistema de satisfacción se tornan sensibles a los estímulos relacionados con el consumo de cocaína, programando al cerebro para que asigne importancia prioritaria a la reacción a estos estímulos.
- La cocaína parece limitar la capacidad que tiene el cerebro de alterar las vías de neurotransmisión en respuesta a nuevas experiencias, lo que potencialmente limita la capacidad del usuario de desarrollar nuevas alternativas de comportamiento al consumo de la droga.
Deseo vehemente y recaída
- El deseo vehemente de consumir cocaína aumenta en intensidad al comienzo de la abstinencia y está vinculado a la proliferación de un tipo poco frecuente de receptor de glutamato.
- Incluso después de un periodo prolongado de abstinencia, los encuentros con los estímulos del consumo (como cosas en el entorno relevantes a experiencias pasadas relacionadas con las drogas) hacen que la dopamina aumente gradualmente en el sistema de satisfacción y pueden reavivar el impulso imperioso de consumir la droga.
- Los receptores opioides mu en las regiones frontal y temporal de la corteza cerebral parecen afectar la intensidad del deseo vehemente de una persona por la cocaína durante los primeros meses de abstinencia de la droga.
- El estrés aumenta la probabilidad de que un solo lapso de un usuario previo de cocaína se convierta en una recaída prolongada porque la corticosterona, la hormona del estrés, aumenta el alza de dopamina causada por la cocaína.
Fuente: https://www.drugabuse.gov
www.adiccionesmadrid.es